Domicio
Ulpiano escribia allá por el 230 d.C.:
"La
justicia es la constante y perpetua voluntad de dar (conceder) a cada
uno su derecho.
Los
derechos son: vive honestamente, no hagas daño a nadie y da a cada
uno lo suyo".
Mi
día comenzó, muy temprano, a eso de las 3
am. Me levante, preparé un café, mire por la ventana y vi que
llovía.
Mirando por la ventana iba tomando mi café y pensaba: “está
mañana el check-point1
va a estar movido”.
Prepare
mi cámara de fotos, chequee si mi pasaporte y mi billetera estaban
en mi chaleco, terminé mi café, me puse las botas, agarré el
paraguas, y justo a tiempo el taxi estaba enfrente de casa.
A
eso de las 3:50 am llegamos a Tayba-checkpoint. Llovía fuerte,
estaba oscuro y los trabajadores palestinos
estaban llegando en taxis, caminando y en autos particulares.
En
este control en particular, existe un solo camino, y es de a pie. La
única forma que se me ocurre para describir este lugar, es pensar,
ya que me crie en el campo, en un gran corral con una puerta que da a
una manga, como las que usamos en Entre Ríos, y en otras zonas
rurales de Argentina, para marcar y medicar la hacienda. En este
caso, en vez de animales,
son seres humanos que van recorriendo esta manga y esperando a que
los encargados de la seguridad privada israelí abran las puertas.
Cada vez que la puerta se destraba suena
una chicharra y una luz se pone verde. Luego de pasar la primera
puerta, deben pasar por un detector de metales, y hasta ahí podemos
observar desde afuera, ya que tenemos prohibido el acceso al interior
del check-point.
Cada
mañana, miles de palestinos y palestinas recorren varios kilómetros
para llegar hasta este
puesto de control, donde es incierto cuanto es el tiempo que deberán
esperar, cuales son los requisitos que les exigirán cada nuevo día
y sin tener la certeza si lograran pasar y llegar a tiempo a sus
destinos.
¿Porqué
quieren pasar? Para trabajar. La mayoría de palestinos que
deben enfrentarse cada día a estos controles, son palestinos sin
trabajo y sin tierras que cultivar en
sus comunidades locales.
La mayoría de ellos
trabajan en “negro”, o sea, no poseen derechos laborales, ni
beneficios sociales
en términos de seguridad social de ningún tipo, y
tampoco ningún
contrato que les garantice algún tipo de estabilidad laboral, y
claro está, como son “ilegales” pueden ser detenidos y devueltos
a sus territorios ocupados en cualquier momento del día. Ellos
y ellas son “contratados” por empleadores israelíes.
¿Que
hacen los Acompañantes Ecuménicos en los checkpoints? Presencia de
protección. Ustedes se preguntarán en que consiste este tipo de
actividad. Yo me pregunté lo mismo. Básicamente, estamos parados
por dos horas o mas, monitoreando cuantos palestinos y palestinas
logran sortear los diversos controles de seguridad y cruzar a suelo
israelí. Chequeamos además que las puertas permanezcan abiertas
durante todo el tiempo que brindamos presencia de protección, y en
caso de que se cierren por mas de 10 minutos, hacemos una serie de
llamados a diversas oficinas de derechos humanos que siempre nos
dicen que nos llamaran a la brevedad y nunca llaman.
Muchos
de los trabajadores
nos agradecen que
estemos allí; otros nos cuestionan para que seguimos yendo si todo
sigue igual. La gran
mayoría no habla con nosotros porque nosotros no hablamos árabe y
ellos no hablan inglés.
Hoy
por la mañana llovía. El lugar que ocupamos habitualmente no posee
ningún tipo de protección contra el agua que nuestro Dios
nos regala, por lo cual debimos ubicarnos dentro de la manga, y en
este lugar nos encontramos cuerpo a cuerpo con casi cada uno de los
transeúntes. Caras y miradas separadas por centímetros, respirando
casi el mismo aire, el mismo humo del tabaco; risas y miradas
amargadas desfilaban otra vez hacia la in-seguridad de lo seguro.
Miradas que atravesaban cada uno de mis pensamientos, el agua de las
goteras que pegaba contra mi chaleco, y en mi mano derecha un
contador que documentaría mas tarde cuantos palestinos y palestinas
lograron dar una vez mas el salto hacia lo incierto.
Del
otro lado, militares, policía y seguridad privada israelí haciendo
lo que quieren, cuando quieren y donde quieren, sin respetar normas y
derechos nacionales, internacionales y extra-terricolares, si es que
existen en el algún tiempo y lugar.
La
justicia en Palestina e Israel es mediada por la ley del mas fuerte:
aquel que tiene dinero y armas es el rey de la selva. Los demás,
simples lacayos al servicio involuntario del poder.
En
Israel y en los Territorios Palestinos, las discusiones sobre los
derechos humanos y
el respeto por la integridad psíquica, física y emocional de los
seres humanos se deja de lado para pensar estrategias de control por
un lado, y generar nuevas estrategias para sortear estos controles
del otro.
En
el medio de este escenario, estamos nosotros y nosotras, Acompañantes
Ecuménicos que poco sabemos de un conflicto que lleva mas de seis
décadas. Tenemos cientos de hojas con estadísticas, reportes,
informes sobre violaciones a los derechos humanos, cuantos muertos
lleva Israel, cuantos muertos llevan los palestinos, hojas con
decenas de números de teléfonos de organizaciones civiles, locales
e internacionales, declaraciones de convenciones internacionales
sobre derecho internacional, asambleas por los derechos humanos,
mapas, historias, fotos, videos... y todo sigue igual, o peor.
Hoy
por la tarde, regresé a mi casa. Después de un día largo, después
de haber monitoreado una puerta escolar que alguna vez les contaré
de que se trata, y de haber participado de una reunión, prendí mi
computadora, y quise acercarme un poco a mi tierra. Comencé a leer
un diario online de Argentina. El titulo del articulo que estaba
leyendo rezaba: “Unas
putas y nada más”. Después de terminar de leer, mi vista se ancló
en el techo de mi casa, y mis pensamientos comenzaron estar cada vez
mas confundidos. “yo recorrí más de 15.000 km para pensar una
realidad
diferente, en un lugar totalmente desconocido, con pautas y normas
culturales ajenas a las mías, con
un idioma que no entiendo, y con otro que hablo a medias,
deje atrás por un tiempo a mi familia y a mis amigos para apostar
por la paz y la liberación de las injusticias en
un país que no es el mio, y en mi país, allá en Argentina, al
sistema judicial de los hombres y las mujeres les importa un carajo
si una piba de 23 años desaparece y es convertida en objeto sexual
para que unos cuantos enfermos gasten unos pesos, y otros, puedan
sacar unos mangos de la movida”.
No
tengo ni idea que le pasa a cada palestino por la cabeza y corazón
cuando le destruyen una casa, le ocupan un pedazo de tierra o le
matan a un hermano; tampoco se me ocurre que siente y piensa el
conductor de la maquina israelí que derriba la casa, o que siente la
soldado israelí que mato al pibe palestino ayer en Hebron. Tampoco
se lo que es que una hija desaparezca por diez años y que en diez
años de proceso judicial y de investigación no logren ni encontrar
a la piba ni encontrar responsables. Tampoco se con certeza que la
justicia en la que creo sea la verdadera, la correcta y
la efectiva; pero creo.
En
este momento de mi vida, no me siento cómodo juzgando a la personas.
Siento que no me sentaría bien ningún traje de juez.
Pero
tampoco me siento cómodo en un lugar de pasividad y de no-palabra.
Por
eso me sigo moviendo. Por eso sigo creyendo. Por eso sigo tratando de
apalabrar lo que veo y percibo.
Pero
me cuesta creer en la justicia de los hombres y las mujeres.
Por
eso apelo a otra justicia, que viene de afuera, una justicia que es
extra-nos.
Por
eso sigo creyendo que la justicia del Reino esta siendo en este
momento pero que todavía falta; no se cuando será del todo, y
tampoco se si será del todo. Y aunque las realidades sigan tratando
de convencerme de lo contrario, voy a seguir apelando a mi fe para
seguir caminando y diciendo.
Por
eso, en vez de juzgar, aunque no pueda dejar de hacerlo del todo,
prefiero seguir
buscando y dirigir
mis sensaciones y pensamientos hacia una justicia que es según los
criterios de Dios y no según los criterios de los hombres.
Que
el amor y la misericordia de nuestro Dios nos libere una y otra vez.
Que lo inagotable de la Resurrección sea para cada crucificado y
crucificada aquí en Palestina, allá en Argentina, y en cada rincón
de este mundo. Que el soplo del Espíritu Santo sea
el regente de nuestras vidas y nos despierte cada día con fuerzas
para seguir creyendo en una nueva realidad, en un Reino de justicia
para cada ser humano de esta Creación.
Hasta
otro día.
13.12.12 - Tulkarm - Territorios Palestinos
Jonathan Michel
1Son
barreras de control territorial entre Israel y la Palestina ocupada.
Fueron creados por la Fuerza de Defensa Israelí (FDI, o IDF en
inglés). Su objetivos principal, según la FDI, es el aumento de la
seguridad de Israel y sus asentamientos a los largo y lo ancho de
Cisjordania.
La
última encuesta de junio de 2012 de UN OCHA(United
Nations Office for the Coordination of Humanitarian Affairs –
occupied Palestinian territories. http://www.ochaopt.org)
ha documentado y mapeado 542 obstáculos que bloquean la circulación
de los palestinos dentro de Cisjordania. Esto incluyen 61 puestos de
control con dotación permanente (con exclusión de los puestos de
control en la Línea Verde), 25 puestos de control parciales y 436
obstáculos físicos, incluyendo retenes sin personal,
muros
de tierra en las rutas, puertas agrícolas, barreras en las rutas y
trincheras.
Para
más información acerca de los puestos de control en Israel y
Palestina, pueden seguir el siguiente link. Lamentablemente, solo
por ahora, OCHA brinda información unicamente en inglés, hebreo y
árabe.
http://www.ochaopt.org/documents/ocha_opt_movement_and_access_report_september_2012_english.pdf
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