martes, 23 de julio de 2013

Una realidad mentirosa

Ante todo, estas palabras nacen de varios planteos éticos.
Hace unos meses regresé de Palestina. Estuve allá casi tres meses. Hice un voluntariado por la paz. Fui, por un tiempo, un Acompañante Ecuménico del Consejo Mundial de Iglesias.
Antes de viajar, leí, escuché, reflexioné, escribí, pregunté, me pregunté, analicé, imaginé y soñé con qué realidad me iba a encontrar cuando llegara a Palestina.
Cada encuentro fue único e irrepetible. Cada uno de los olores descubiertos no se han borrado de mi memoria. Cierro los ojos y puedo graficar mi viaje en caras, en historias, en gestos y sonrisas. Abro mis ojos y me encuentro en otra realidad, en mi realidad Latinoamericana, Argentina, porteña, de barrio, de estudiante de teología, de hijo, de amigo, de hermano. Los recuerdos pierden fuerza, pero las sensaciones vividas en Tierra Santa no desaparecen, siguen ahí, punzando, poniéndome en dilemas éticos, cuestionándome, replanteándome mi vida misma.
La situación del pueblo Palestino es extremadamente compleja, ya que deben realizar el esfuerzo por comprender las lógicas injustas de un sistema estructurado en pos del beneficio de pocos, ya sean palestinos, israelíes o de alguna otra nacionalidad que esté haciendo un paseo productivo por Tierra Santa.
Las economías globales y las alabanzas al consumo han invadido tanto Palestina como Israel. A las prácticas individualistas el pueblo palestino ofrece una resistencia admirable, ya que los núcleos familiares son fuertes pilares sociales, como así también, espacios de solidaridad entre las familias.
El panorama de Medio Oriente, y así también de Palestina e Israel, se encuentra bajo el paraguas de grandes sistemas fantasmas que operan bajo opulentas mantas de la clandestinidad no publicitada de manera explícita. Ya no importan las argumentaciones, ya no coinciden las razones. Hay un vacío de sentido que se remonta a tiempos ancestrales, a luchas de otras realidades, de otras fronteras, de otros actores y actrices.
La cuestión no estriba solamente en si el pueblo Palestino está radicalmente expropiado de sus derechos, o si el pueblo Israelí viola todos los derechos humanos establecidos en las diferentes conferencias mundiales en pro de los derechos humanos.
Creo yo, la pregunta radica en qué tipo de humanidad nos estamos convirtiendo.
¿Existe la posibilidad de la reconciliación?
Las problemáticas trascienden las difusas fronteras de Palestina misma. Cuestionan nuestras formas de relacionarnos, de perdonarnos, de vincularnos, de escucharnos, de odiarnos, de querernos, de matarnos. Las realidades de la sociedad global toda, como también, de forma particular a nuestra realidad sudamericana. Como en tantas otras guerras, la posesión de la tierra es el centro del odio y del conflicto. ¿A quién le corresponde la tierra? ¿Quiénes son los beneficiarios de las tierras? ¿Quienes administran Tierra Santa? ¿Cuántos muertos se cobra la administración de la Tierra Santa? ¿Quiénes estaban antes y quienes estarán después? ¿Quién mató primero?
Es claro que en toda guerra han existido dominados y dominadores; poderosos y débiles; malos y buenos; perdedores y ganadores; santos y pecadores, pero esta guerra lleva meses, décadas, siglos, y sigue sin definición. Ya no hay ganadores o perdedores. Ya solo quedan sufrimientos y dolores.
Y la pregunta que nos acarrea hacía un lugar más pedregoso aún, ¿existe algún camino de solución?
No me siento capacitado para dar respuesta a este interrogante. Puedo decir que no estuve ni lejos ni cerca. Puedo decir que estuve allí.
Quiero decir que conocí a seres humanos increíbles, viví situaciones inexplicables, lloré errores humanos, odié sistemas de muerte, razoné una y otra vez lo incalculable del odio, sentí el dolor y el sufrimiento como nunca antes había sentido, oré y recordé a las personas que me quieren. Sentí con mucha intensidad.
Creo que el tiempo en Palestina me ayudó a reaccionar.
Me ayudo a re-descubrir a un Dios que no es ni cristiano, ni judío, ni árabe, pero inexplicablemente reconstruye lo irreconstruible. Reconstruye en la sonrisa de muchos niños y niñas que se enfrentan a un presente incierto, a miles de trabajadores palestinos que día a día denuncian las injusticias del Ejército israelí con una paciencia admirable, en sectores del pueblo judío que denuncian los abusos y las violaciones del Estado de Israel sobre el pueblo Palestino, en el hombro que ponen miles de cristianos que se mueven a Tierra Santa para acompañar a sus hermanos y hermanas para buscar una versión diferente de la misma historia mediática y publicitaría.
La libertad se logra desde el amor, y el odio se cura con el perdón.

23.07.13 - Buenos Aires - Argentina
Jonathan Michel

Consultas
jonathan.axel.michel@gmail.com 

Más información: www.eappi.org

sábado, 5 de enero de 2013

Sobre 365 nuevas oportunidades


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Mientras recibía el año nuevo en Tel Aviv, durante mis días libres, me imaginaba que estarían haciendo mis amigos, mi familia, en Argentina. Pensaba que voy a hacer cuando regrese a Argentina: trabajo, facultad, vida, proyectos, deseos, visitar gente, compartir sobre Palestina, reencuentros; mientras la sensación de extrañar iba creciendo, el 2012 se iba esfumando entre cervezas, brindis, música brasilera, y lo perfecto e impecable de la ciudad de Tel Aviv.; ciudad del primer mundo, luces que encandilan, playa, rambla, locales circulando sin ánimos de amabilidad y cordialidad.

Finalmente, ustedes saben, el tiempo no se detiene, no espera por nosotros para que nos tomemos algo mas de tiempo para pensar, para reflexionar, para proyectar, para desear, para tratar de imaginarnos que lo que queremos para nosotros, que tendremos ganas de hacer en un nuevo año de vida; el tiempo nos va comiendo, nos va devorando, desintegrando hasta que un día nos advierte que ya es tarde y que pasó.

Ya era de día de nuevo. El reloj marcaba las 3 en punto. El calendario decía 03.01.13. Algunos números eran los mismos. La situaciones no. Las opciones tampoco. Los cuerpos y las mentes ya no son los mismos. Se han modificado. Como una avalancha de sensaciones comienzo a caminar en un nuevo momento, en un nuevo tiempo, en una nueva experiencia. Ya es tarde para arreglar algunas cosas. Jamás es tarde para pedir perdón. Nunca pienses que no tenes derecho a soñar. No dejes que arranquen de tu cabeza la loca idea de que podemos ser en una realidad diferente. Algunos sueños se fueron a dormir en el olvido; otros se van despertando junto con el alba del nacimiento, con olor a resurrección, y comienzan a tomar forma en una realidad que está fuera de lugar.

Era hora de volver al trabajo. Era hora de ponerle una vez mas el cuerpo a la incomprensión. Era hora de seguir acompañando algunas vidas que rezan por vivir.

Como ustedes sabrán, allá por el 24 de octubre de 1945, en San Fransico (California, EEUU) se crea la Organización de la Naciones Unidas. Los cañones y las armas de la Segunda Guerra Mundial estaban todavía tibios y muchos seguían llorando muertos y limpiando la sangre de miles y miles de seres humanos. Entre varias resoluciones en esos primeros años, la Asamblea General de la Naciones Unidas del 24 de noviembre de 1947, reunida en Nueva York, aprobó la Resolución 181, la cual recomendaba un plan para resolver el conflicto entre judíos y árabes en la región de Palestina, que se encontraba en esos momentos bajo administración británica. El plan de la ONU proponía dividir la parte occidental del Mandato en dos Estados, uno judío y otro árabe, con un área, que incluía Jerusalén y Belén, bajo control internacional. La incapacidad del gobierno británico para llevar a cabo este plan, una vez mas, déjenme acotar, junto con la negativa de los países árabes de la región a aceptarlo, tuvo como consecuencia la guerra árabe-israelí de 1948 y los sucesivos enfrentamientos entre árabes y judíos. Para los palestinos, esta guerra fue denominada Nakba (Catástrofe), y fue el comienzo de una ocupación que lleva mas de 60 años. Para los judíos, está guerra fue llamada Guerra de la Independencia o de Liberación.

El 5 de junio de 1967, estalló la Guerra de los Seis Días, en la cual Israel se enfrentó a Egipto, Siria e Iraq. En seis días Israel conquistó la Franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este, los Altos del Golán y el Sinaí.

En noviembre de 1967 Naciones Unidas adoptó la resolución 242 por la que urgía a Israel a retirar su ejército de los territorios ocupados durante la Guerra de los Seis Días y a los países árabes a respetar y reconocer el derecho de Israel a vivir en paz en el interior de fronteras reconocidas internacionalmente. La OLP (Organización de Liberación Palestina) rechazó categóricamente la Resolución por considerar que "pisotea los derechos de dos millones de palestinos", y exigían que Israel cumpliese su parte y se retirase de los territorios conquistados, cosa que no hizo y que marcaría el conflicto hasta la actualidad. En los años siguientes a la guerra de 1967 se pasó a una guerra soterrada conocida como guerra de Desgaste. Israel anexionó el municipio de Jerusalén e incentivó los asentamientos de judíos en los territorios ocupados. Egipto multiplicó su hostigamiento militar contra Israel, que culminaría en la guerra de Yom Kipur, e intensificó su apoyo a los grupos armados palestinos que, a partir de 1968 (y con el apoyo de Siria al Frente Popular para la Liberación de Palestina - FPLP), iniciaron una escalada terrorista internacional sin precedentes (secuestros, ataque y explosión de aviones comerciales, atentados contra embajadas y diplomáticos de Israel, ataques a intereses de la comunidad judía en todo el mundo, atentados contra instalaciones de gas y petroleras, etc. Esta escalada culminaría finalmente en la masacre de Múnich).

El texto de la resolución 242 es ambiguo en cuanto a si exige a Israel una retirada de todos los territorios ocupados en la guerra (según el texto de la versión francesa: Retrait des forces armées israéliennes des territoires occupés lors du récent conflit) o de parte de los territorios (según la versión inglesa: Withdrawal of Israeli armed forces from territories occupied in the recent conflict).

Hace unos días fuimos a un pueblo, muy cerca de Tulkarm, llamado Far'un. Allí nos encontramos con Basán. Él es un hombre de unos treinta y pico. Está casado y tiene tres hijos: una hija que está entrando en la adolescencia, un varón de unos 8 años y una pequeña de un año y medio.

Basán nos comentó que terminó de construir su casa por 1998 y que a las pocas semanas recibió, por parte del gobierno israelí su primera orden de demolición. Estas ordenes, entre pocas razones claras, dicen que las casas de algunos palestinos se encuentran muy cerca de la linea verde, una linea imaginaria que fue declarada por el '48 y que establece la separación entre los pueblos palestinos e israelíes, y que el Estado Israelí, por asuntos de seguridad nacional, debe demoler las casas. Cuando digo demoler, me refiero a que los militares israelíes llegan con maquinas topadoras y tiran abajo por completo, en pocos minutos, las casas. El tiempo que las familias tienen para sacar sus cosas y encontrar otro lugar en donde vivir varia según el humor de las autoridades israelíes y la agenda de prioridades de los soldados. A veces meses, a veces días, a veces horas.

Desde el '98 hasta ahora, Basán ha logrado, con abogados y mucho dinero, ir aplazando el tiempo de la demolición. La suerte de sus vecinos no ha sido la misma, y el barrio de Basán esta decorado con escombros de algunas casas que alguna vez fueron hogares de familias palestinas.

Basán nos comentó que hace unas semanas estuvo de nuevo en una corte israelí, en una vista con el juez. Nos dijo que está vez no tuvo una buena sensación y que cree que está llegando el tiempo de pensar en otro lugar. Nos contaba que por el no tiene miedo, que se puede quedar ahí y pelear por su hogar hasta el ultimo minuto, pero que teme por sus hijos. Nos dijo que todos los días, antes de que la niña mas que pequeña valla a dormir, le cuenta algunas historias, cuentos de otros tiempo, que hablan sobre soñar, sobre Dios, sobre que no todas las personas son malas, y que ella tiene que rezar antes de dormir y pedirle a Dios que los cuide; que Dios escucha y que es bueno. Que algunas veces los seres humanos nos equivocamos y cometemos errores, pero que siempre tenemos la oportunidad de perdonar.

Sacamos fotos, hablamos del año nuevo. Tomamos juego. Los niños me enseñaron un juego con las manos. Cuando nos estábamos yendo, le dije a Basán que iba a compartir su historia con ustedes; le dije que le iba a pedir a mi Dios para que toque algunos corazones y detenga razones nubladas por el odio. La verdad, es que no sabía que decir. La verdad es que debí quedarme en silencio. Basán no dejaba de agradecernos por nuestro trabajo. Yo sentía que no estábamos haciendo mucho. Se lo dije. Me contestó que las casas y lo muros se pueden derribar y reconstruir, pero que la vidas son mas valiosas y que si necesitan algún otro lugar en donde vivir, hay miles de hermanos y hermanas que los van a recibir con un plato de comida y un lugar donde descansar. Que le duele y que está enojado; que no es justo porque el no le robo nada a nadie y que todo lo que hizo y hace, lo consigue a fuerza de trabajo. Basán sueña y desea que sus hijos puedan crecer y vivir lejos del odio y rencor de otros tiempo, de otras historias, de otras guerras.

Quizás podemos jugar. Los y las invito, sentados en sus casa, o desde donde estén leyendo esta pequeña parte de una gran historia, que jueguen a pensar en sus familiar, en aquellos que están cerca o lejos, y sigan jugando, y que cierren los ojos y se imaginen una maquina que viene hacia sus casas u hogares con la intención de tirarla abajo, de destruir sus muebles, sus paredes, sus techos, sus fotos, sus recuerdos, sus partes sin terminar, sus historias representadas en materialidades. Maquinas de metal y maquinas humanas vaciadas de sentimientos.

Al final de día fueron solo horas que intentaron ordenarnos. Al final del año quizás solo fueron historias que compartiremos con otros y otras. Finalmente, un año mas ha sido un intento de sistematizar nuestras vida a gusto y placer de los que organizan la historia según sus criterios. Cuando una vieja parte de la historia se va esfumando y una nueva va cambiando de números para erguirse nuevamente como la reguladora de la realidad, nosotros estamos acá, en medio de dolor y odio, en medio de demoliciones de sueños e historias, en medio de un lugar que no tiene mucho lugar en alguna historia de liberación. En historia que ha sido y es de esperar lo peor, historia de movimiento involuntario hacia lugares que no son hogares.

Que nuestro Dios, el mio y el de ustedes y el de ellos, nos regalen una vez algo así como 365 nuevas oportunidades de liberarnos, nuevas oportunidades para des-organizar nuestras prioridades; quiera Dios que a Basán no le demuelan la casa; quiera Dios que aquellos niños y niñas tengan un lugar donde ser libres y soñar sin limites absurdos y muros arbitrarios; quiera Dios que aquellos niños y niñas puedan caminar libres de opresiones, que puedan crecer en un hogar de amor y paz. Como vos y como yo.

Hoy, de nuevo, te pedimos Dios que sea.

Hasta otro día.

05.01.13 - Tulkarm - Territorios Palestinos

Jonathan Michel






miércoles, 26 de diciembre de 2012

Dramatizando la tragedia

Misterio, incomprensión, alegría, reencuentros, deseos, frustración, espera, proyección, derrota, comprensión, nostalgia, aceptación, navidad, nuevos conocidos, paciencia, y la desesperación que inunda la vida cuando la soledad se presenta con sus vestimentas grises en el palacio de la vida, pasando por delante de nosotros y nosotras, saludando con una leve sonrisa que aparenta familiaridad, pero que al mismo tiempo nos invita a sumergirnos en lo inexplicable de las tristezas que nos rodean.
Esta semana ha sido intensa.
Han pasado varios días del último relato. La fuerzas fueron decayendo; la primeras impresiones de la novedad se fueron gastando, y las historias comenzaron a repetirse: problemas con los permisos, demoliciones, incursiones del ejercito israelí en los pueblos palestinos, árboles de olivos cortados y quemados, la construcción de los muros continua, mas pueblos palestinos aislados e incomunicados, represión en las manifestaciones, arrestos sin motivos claros, llantos, la impotencia de no saber que hacer, no-respuestas, encuentros con militares argentinos al servicio de las fuerzas armadas israelíes, más arrestos, navidades de espíritus vacíos pero con mercados llenos de regalos, turistas buscando algún lugar donde comer, realidades incoherentes como este relato.
Han sucedido cosas que no podrían haber sucedido porque la lógica racional no lo permitiría, pero aquel misterio que da vuelta alrededor de nuestras vida, muchas veces posibilita que lo inexplicable sea realidad, y siga siendo realidad aunque no le encontremos racional explicación.
Cuando me plantee la idea de ir armando este espacio, no sabía por que lo hacía, ni tampoco sabía que escribiría, y mucho menos me imaginé que alguien lo leería.
Muchos de ustedes, los y las que me conocen, saben que crecí en un pequeño pueblo, en el sur de Entre Ríos. Ese pueblo se llama Aldea San Antonio; pueblo de inmigrantes, rusos alemanes, laburadores, religiosos y protestantes la mayor parte.
Viví en este pueblo hasta los 18 años, y desde ese momento armé mi mochila y comencé a caminar; he ido tomando diferentes cominos. Mis elecciones y opciones han sido mi transporte, mi sonrisa ha intentado generar vínculos con cientos de nuevas personas, la reflexión teológica en torno a las realidades que se me han presentado ha sido mi herramienta de trabajo, y la fe ha sido el motor que se ha mantenido encendido para enfrentar cada día esta vida que me toca y elijo con alegría a cada momento.
En la escuela secundaría, en mi pueblo, tuve una excelente profesora de historia, que me enseño un poco a pensar, a reflexionar, a leer la historia con lentes críticos. También, ella y mi colegio, me brindaron la posibilidad de viajar a Buenos Aires y participar de unas olimpiadas de educación cívica, nos contaron en consisten las elecciones democráticas, nos enseño acerca del sistema electoral, jugamos a votar, reímos y nos enteramos que varías décadas atrás, en Argentina, habían desaparecido miles de personas porque pensaban diferente al sistema político-militar impuesto por la fuerza. En ese momento, la adolescencia, el dolor del crecimiento, me tenia preocupado por otras opciones: los amigos, la joda, el viaje de fin de curso, chicas, alcohol...
Cuando comencé la universidad escuché por primera vez las palabras dictaduras militares, represión, desapariciones, opresión de pensamientos, libertad de expresión, manifestaciones, botas, milicos hijos de puta, liberación, diversidad política, critica social, muerte sin razón, rock nacional, Perón, el Che, la revolución cubana, golpe de estado, la noche de los lapices, el Cordobazo, ERP, Montoneros, derecha, izquierda, políticas neo-liberales, Plan Cóndor; y alguna vez escuché: “ y yo dormía y los milicos entraron en mi casa, en medio de la noche, me pusieron una capucha en la cabeza y me chuparon; cuando salí, no era el mismo”.
Día a día debía volver a re-leer, re-pensar, des-armar, re-armar. Intento seguir haciéndolo.
En medio de toda esa información, la de-construcción de mis reflexiones no paraba, y cada día iba aprendiendo más acerca de la biblia, incorporaba nuevos elementos teológicos en mi vocabulario, leía los relatos bíblicos a la luz del contexto que me rodeaba. Me cuestionaba (y aún me cuestiono) mi fe en cada lectura, en cada nuevo relato que ingresaba en mi cabeza. Hablaba de Dios en el barrio, pero no creía en el cambio, el Dios que nació pobre y miserable se enfrentaba con el Dios rico y cubierto de oro.
Hoy no se cuanto he aprendido, no se si mis opiniones son correctas o erradas, no se muy bien si mis construcciones teológicas son buenas o malas, no se si soy bueno escuchando o hablando, o las dos cosas. Algunas veces no se si mi trabajo ayuda o complica, o si ayuda y complica a la vez. Me pongo a la defensiva cuando me dicen que Dios no existe y que este mundo se está yendo a la mierda; después de un rato, abro los ojos y confirmo que se está yendo a la mierda, miro hacia arriba y le pido a mi Dios que se haga presente, que se deje ver, que le ponga un poco de onda a la situación y que nos de una mano.
Anoche recibimos un llamado a la 22pm: “los militares están en el sur de Tulkarm y parece que están chequeando algunas casas”
Hacia un rato que habíamos llegado de Belén, otra de la ciudades santas, la de excelencia cristiana, la sede elegida por el Señor para el nacimiento de su Hijo; el lugar donde supuestamente el Salvador se hizo carne para la liberación de sus creyentes. Árboles de navidad, luces, turistas, cámaras, obispos de todo tipo y color, Mahmud Abbas, la prensa internacional, religiosos y fanáticos, miles de formas de fe. El equipo del PEAPI se había encontrado en Belén para celebrar la navidad. Hace mas de 2000 años, ciudad controlado por el Imperio; hoy, ciudad controlada y sitiada por Israel.
Ya en Tulkarm, cansados por un largo viaje, debíamos tomar la decisión de ir o no a monitorear la supuesta incursión de las fuerzas militares. Finalmente, decidimos ir.
Llegamos al lugar, y no sabemos muy bien cuantos soldados había, porque estaba muy oscuro. Detuvimos el taxi cerca del edificio. Nuestro chófer habló con algunos locales, y estos le dijeron que había entre dos o tres jeeps del ejercito, con unos ocho soldados por jeep. Vimos los primeros soldados en la calle; luego observamos en las ventanas del edifico que algunos vigilaban por la ventanas. Nos vieron.
Hicimos contacto con algunos vecinos, y decidimos dar un vistazo desde el techo de una de las casa próximas al edificio en el cual se encontraban los soldados. Es un edificio que alberga a estudiantes universitarios que se mudan a Tulkarm para estudiar.
Subimos al techo, y al cabo de unos minutos, uno de los soldados nos estaba vigilando desde otro edifico, por una ventana. Hicimos contacto visual, pero no hablamos.
Esperamos unos minutos mas, y por miedo a que esta familia se metiera en problemas, decidimos dejar la casa. Cuando llegamos al frente de la casa, ya afuera, advertimos a escasos metros había unos cinco soldados y que venían otros mas.
Decidimos salir y probar si podíamos conseguir alguna información de los soldados. Al primero que le preguntamos que es lo que estaba pasando, nos contesto que no había ningún problema y que por favor nos retiremos. Comenzamos a caminar, y unos metros, alejados de nosotros, había un grupo de jóvenes palestinos que comenzaron a gritarles a los soldados. Quedamos entre los soldados y los jóvenes. Por miedo a que los jóvenes comiencen a tirar piedras y los soldados respondan con bombas de gas y bombas de estruendo, llamamos a nuestro taxi, y decidimos dejar el lugar.
Rodeamos la manzana con el auto, y nos estacionamos a unas tres cuadras del lugar. Esperamos una media hora, y cuando los soldados se fueron, regresamos al edificio de estudiantes.
Hablamos con uno de los locales y nos comentó que habían arrestado a cinco jóvenes y que no sabía a donde los habían llevado. También nos comentó que no era seguro seguir buscando información en la noche porque él pensaba que uno de los vecinos que tiene un supermercado, era un contacto israelí y estaba filtrando información. Decidimos irnos y regresar al día siguiente.
Hoy volvimos a ir. Hicimos contacto con los jóvenes que viven en ese edificio y nos comentaron que finalmente habían arrestado a tres jóvenes, dos de 19 años y uno de 20. A uno lo dejaron en libertad al cabo de una hora, y los otros dos, todavía continúan detenidos. También nos dijeron que a un par de manzanas, hay una casa donde viven 9 estudiantes y que en varias oportunidades los soldados habían intentado entrar o algo parecido.
Decidimos ir a esa otra casa y chequear. Llegamos y nos recibieron 3 jóvenes. Al cabo de unos minutos había unos 7 u 8. Nos comentaron que los soldados han ido al menos tres veces, durante la noche, y que se han quedado entre 2 y 3 horas, alrededor de la casa, observando hacia adentro, pero sin ingresar. No comentaron que es muy difícil estudiar en esta condiciones y que todas la noches no pueden dormir por miedo a que los soldados aparezcan. Todos ellos tienen entre 19 y 20 años y estudian en una universidad local. Ninguno de ellos es de Tulkarm; provienen de ciudades vecinas.
Mientras los jóvenes nos relataban lo que había sucedido, pensaba en que sucedería si yo estaría en Argentina, y cada noche, o en algunas noches, soldados llegarían a mi casa, tirarían la puerta abajo y comenzarían a revolver todas mis cosas en busca de Dios sabe que, y en el mejor de los casos, me dejarían allí, con toda la casa dada vueltas, o sino, me llevarían por averiguación de antecedentes, y mis padres, mis amigos o mis conocidos tendrían que ir a buscarme y pagar una multa por un arresto carente de razones, o por lo habitual, “asuntos de seguridad nacional”.
Siempre es la misma respuesta: “asuntos de seguridad nacional”. Por estos asuntos, los soldados llegan a la casa de los palestinos, cuando se les da la gana, o simplemente porque están en “tiempo de entrenamiento”, y en este tiempo de entrenamiento, usan a los palestinos y sus cosas como ratas de laboratorio: entran a las casas, los atan, les hacen preguntas, los esposan, y algunas veces se llevan a alguien. La mayoría de la veces, son varones jóvenes, que trabajan o que van a la universidad, o ambas. En estos periodos de detención, lo más probable que pierdan el curso en la universidad, sus trabajos, y seguramente el o los permisos que le permiten buscar trabajo en Israel.
Cuando escuchaba los relatos y las historias de aquellos y aquellas que fueron jóvenes en Argentina en el tiempo de las dictaduras militares, pensaba: “que bueno haber nacido en este tiempo con algunos derechos más, así puedo laburar y estudiar tranquilo; así puedo pensar en mis proyectos y en mis sueños; así puedo intentar vivir mi vida con alegría y sin preocuparte por los asuntos de seguridad nacional”. Además pensaba, “que bueno que ya hemos aprendido un poco y es casi seguro que esto no volverá a suceder”.
Hoy, 2012, en los Territorios Palestinos, esto sucede.
Los pibes y las pibas de mi edad no pueden vivir, dormir y soñar tranquilos. Siempre están esperando a los soldados. Ninguna autoridad palestina contesta los llamados de auxilio porque no tienen ni la fuerzas ni la estructura político-judicial para embarcarse en una pelea digna y justa con las autoridades israelíes.
Hoy, a la mierda con callarse. Hoy se sale a la calle con las pancartas en las manos, con la banderas, con los corazones y las mentes reclamando por la libertad y la justicia. Hoy todo el mundo se tiene que enterar que acá, en tierra Palestina, los soldados, la policía y las autoridades políticas israelíes hacen y deshacen con pibes como yo y como vos lo que se les da la gana. Abusan,roban, golpean y matan.
Nos invitan a ser pro-derechos humanos. Acá va, una vez más mi denuncia en pro de los derechos humanos: hasta que Palestina no sea libre, nadie en este mundo lo será. Hasta que no dejemos de mirarnos el ombligo, nadie será libre. Hasta que los pibes y las pibas en las villas Argentina no sean liberados de la pasta base, nadie va a ser libre. Hasta que el olor de la sangre de miles de palestinos y palestinos no llegue a las bancas de los parlamentos internacionales, acá nadie puede hablar de libertad.
En mi relato anterior, hablaba de la justicia, que yo apelo a una justicia externa, que viene de afuera.
Lo sigo creyendo. Sigo, hoy mas que nunca confiando en mi Dios. Hoy, siento que si les cuento esto, puedo decir que creo en Dios, que creo que hace más de 2000 años nació un niño, acá, a pocos kilómetros de dónde vivo, que tenia y tiene el poder para liberamos de las opresiones que nosotros mismos construimos. Siento que si les comparto un poquito de mi experiencia puedo gritar a los cuatro vientos que Jesús nació, vivió y caminó estas tierras y que nos va a liberar de esta realidad de mierda.
Que la paz sea hermanos y hermanos. Que nos podamos comunicar con la oración y que las oraciones se junten y tiren abajo muros y modifiquen realidades. Que esta navidad nos interpele una vez mas a nacer de nuevo.
Hasta otro día.

26.12.12 - Tulkarm - Territorios Palestinos
Jonathan Michel



jueves, 13 de diciembre de 2012

Cuando la justicia es solo una definición conceptual...


Domicio Ulpiano escribia allá por el 230 d.C.:
"La justicia es la constante y perpetua voluntad de dar (conceder) a cada uno su derecho.
Los derechos son: vive honestamente, no hagas daño a nadie y da a cada uno lo suyo".

Mi día comenzó, muy temprano, a eso de las 3 am. Me levante, preparé un café, mire por la ventana y vi que llovía. Mirando por la ventana iba tomando mi café y pensaba: “está mañana el check-point1 va a estar movido”.
Prepare mi cámara de fotos, chequee si mi pasaporte y mi billetera estaban en mi chaleco, terminé mi café, me puse las botas, agarré el paraguas, y justo a tiempo el taxi estaba enfrente de casa.
A eso de las 3:50 am llegamos a Tayba-checkpoint. Llovía fuerte, estaba oscuro y los trabajadores palestinos estaban llegando en taxis, caminando y en autos particulares.
En este control en particular, existe un solo camino, y es de a pie. La única forma que se me ocurre para describir este lugar, es pensar, ya que me crie en el campo, en un gran corral con una puerta que da a una manga, como las que usamos en Entre Ríos, y en otras zonas rurales de Argentina, para marcar y medicar la hacienda. En este caso, en vez de animales, son seres humanos que van recorriendo esta manga y esperando a que los encargados de la seguridad privada israelí abran las puertas. Cada vez que la puerta se destraba suena una chicharra y una luz se pone verde. Luego de pasar la primera puerta, deben pasar por un detector de metales, y hasta ahí podemos observar desde afuera, ya que tenemos prohibido el acceso al interior del check-point.
Cada mañana, miles de palestinos y palestinas recorren varios kilómetros para llegar hasta este puesto de control, donde es incierto cuanto es el tiempo que deberán esperar, cuales son los requisitos que les exigirán cada nuevo día y sin tener la certeza si lograran pasar y llegar a tiempo a sus destinos.
¿Porqué quieren pasar? Para trabajar. La mayoría de palestinos que deben enfrentarse cada día a estos controles, son palestinos sin trabajo y sin tierras que cultivar en sus comunidades locales. La mayoría de ellos trabajan en “negro”, o sea, no poseen derechos laborales, ni beneficios sociales en términos de seguridad social de ningún tipo, y tampoco ningún contrato que les garantice algún tipo de estabilidad laboral, y claro está, como son “ilegales” pueden ser detenidos y devueltos a sus territorios ocupados en cualquier momento del día. Ellos y ellas son “contratados” por empleadores israelíes.
¿Que hacen los Acompañantes Ecuménicos en los checkpoints? Presencia de protección. Ustedes se preguntarán en que consiste este tipo de actividad. Yo me pregunté lo mismo. Básicamente, estamos parados por dos horas o mas, monitoreando cuantos palestinos y palestinas logran sortear los diversos controles de seguridad y cruzar a suelo israelí. Chequeamos además que las puertas permanezcan abiertas durante todo el tiempo que brindamos presencia de protección, y en caso de que se cierren por mas de 10 minutos, hacemos una serie de llamados a diversas oficinas de derechos humanos que siempre nos dicen que nos llamaran a la brevedad y nunca llaman.
Muchos de los trabajadores nos agradecen que estemos allí; otros nos cuestionan para que seguimos yendo si todo sigue igual. La gran mayoría no habla con nosotros porque nosotros no hablamos árabe y ellos no hablan inglés.
Hoy por la mañana llovía. El lugar que ocupamos habitualmente no posee ningún tipo de protección contra el agua que nuestro Dios nos regala, por lo cual debimos ubicarnos dentro de la manga, y en este lugar nos encontramos cuerpo a cuerpo con casi cada uno de los transeúntes. Caras y miradas separadas por centímetros, respirando casi el mismo aire, el mismo humo del tabaco; risas y miradas amargadas desfilaban otra vez hacia la in-seguridad de lo seguro. Miradas que atravesaban cada uno de mis pensamientos, el agua de las goteras que pegaba contra mi chaleco, y en mi mano derecha un contador que documentaría mas tarde cuantos palestinos y palestinas lograron dar una vez mas el salto hacia lo incierto.
Del otro lado, militares, policía y seguridad privada israelí haciendo lo que quieren, cuando quieren y donde quieren, sin respetar normas y derechos nacionales, internacionales y extra-terricolares, si es que existen en el algún tiempo y lugar.
La justicia en Palestina e Israel es mediada por la ley del mas fuerte: aquel que tiene dinero y armas es el rey de la selva. Los demás, simples lacayos al servicio involuntario del poder.
En Israel y en los Territorios Palestinos, las discusiones sobre los derechos humanos y el respeto por la integridad psíquica, física y emocional de los seres humanos se deja de lado para pensar estrategias de control por un lado, y generar nuevas estrategias para sortear estos controles del otro.
En el medio de este escenario, estamos nosotros y nosotras, Acompañantes Ecuménicos que poco sabemos de un conflicto que lleva mas de seis décadas. Tenemos cientos de hojas con estadísticas, reportes, informes sobre violaciones a los derechos humanos, cuantos muertos lleva Israel, cuantos muertos llevan los palestinos, hojas con decenas de números de teléfonos de organizaciones civiles, locales e internacionales, declaraciones de convenciones internacionales sobre derecho internacional, asambleas por los derechos humanos, mapas, historias, fotos, videos... y todo sigue igual, o peor.
Hoy por la tarde, regresé a mi casa. Después de un día largo, después de haber monitoreado una puerta escolar que alguna vez les contaré de que se trata, y de haber participado de una reunión, prendí mi computadora, y quise acercarme un poco a mi tierra. Comencé a leer un diario online de Argentina. El titulo del articulo que estaba leyendo rezaba: “Unas putas y nada más”. Después de terminar de leer, mi vista se ancló en el techo de mi casa, y mis pensamientos comenzaron estar cada vez mas confundidos. “yo recorrí más de 15.000 km para pensar una realidad diferente, en un lugar totalmente desconocido, con pautas y normas culturales ajenas a las mías, con un idioma que no entiendo, y con otro que hablo a medias, deje atrás por un tiempo a mi familia y a mis amigos para apostar por la paz y la liberación de las injusticias en un país que no es el mio, y en mi país, allá en Argentina, al sistema judicial de los hombres y las mujeres les importa un carajo si una piba de 23 años desaparece y es convertida en objeto sexual para que unos cuantos enfermos gasten unos pesos, y otros, puedan sacar unos mangos de la movida”.
No tengo ni idea que le pasa a cada palestino por la cabeza y corazón cuando le destruyen una casa, le ocupan un pedazo de tierra o le matan a un hermano; tampoco se me ocurre que siente y piensa el conductor de la maquina israelí que derriba la casa, o que siente la soldado israelí que mato al pibe palestino ayer en Hebron. Tampoco se lo que es que una hija desaparezca por diez años y que en diez años de proceso judicial y de investigación no logren ni encontrar a la piba ni encontrar responsables. Tampoco se con certeza que la justicia en la que creo sea la verdadera, la correcta y la efectiva; pero creo.
En este momento de mi vida, no me siento cómodo juzgando a la personas. Siento que no me sentaría bien ningún traje de juez.
Pero tampoco me siento cómodo en un lugar de pasividad y de no-palabra.
Por eso me sigo moviendo. Por eso sigo creyendo. Por eso sigo tratando de apalabrar lo que veo y percibo.
Pero me cuesta creer en la justicia de los hombres y las mujeres.
Por eso apelo a otra justicia, que viene de afuera, una justicia que es extra-nos.
Por eso sigo creyendo que la justicia del Reino esta siendo en este momento pero que todavía falta; no se cuando será del todo, y tampoco se si será del todo. Y aunque las realidades sigan tratando de convencerme de lo contrario, voy a seguir apelando a mi fe para seguir caminando y diciendo.
Por eso, en vez de juzgar, aunque no pueda dejar de hacerlo del todo, prefiero seguir buscando y dirigir mis sensaciones y pensamientos hacia una justicia que es según los criterios de Dios y no según los criterios de los hombres.
Que el amor y la misericordia de nuestro Dios nos libere una y otra vez. Que lo inagotable de la Resurrección sea para cada crucificado y crucificada aquí en Palestina, allá en Argentina, y en cada rincón de este mundo. Que el soplo del Espíritu Santo sea el regente de nuestras vidas y nos despierte cada día con fuerzas para seguir creyendo en una nueva realidad, en un Reino de justicia para cada ser humano de esta Creación.
Hasta otro día. 

13.12.12 - Tulkarm - Territorios Palestinos
Jonathan Michel 

1Son barreras de control territorial entre Israel y la Palestina ocupada. Fueron creados por la Fuerza de Defensa Israelí (FDI, o IDF en inglés). Su objetivos principal, según la FDI, es el aumento de la seguridad de Israel y sus asentamientos a los largo y lo ancho de Cisjordania.

La última encuesta de junio de 2012 de UN OCHA(United Nations Office for the Coordination of Humanitarian Affairs – occupied Palestinian territories. http://www.ochaopt.org) ha documentado y mapeado 542 obstáculos que bloquean la circulación de los palestinos dentro de Cisjordania. Esto incluyen 61 puestos de control con dotación permanente (con exclusión de los puestos de control en la Línea Verde), 25 puestos de control parciales y 436 obstáculos físicos, incluyendo retenes sin personal,
muros de tierra en las rutas, puertas agrícolas, barreras en las rutas y trincheras.
Para más información acerca de los puestos de control en Israel y Palestina, pueden seguir el siguiente link. Lamentablemente, solo por ahora, OCHA brinda información unicamente en inglés, hebreo y árabe. http://www.ochaopt.org/documents/ocha_opt_movement_and_access_report_september_2012_english.pdf

lunes, 10 de diciembre de 2012

Normalmente Anormal 1

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Quiero tomar prestado el titulo de esta banda, porque siento que resume un poco lo que intentaré describir a continuación.
El viernes por la noche regrese a Tulkarm.
Estuve en mis días libres. Visite algunos lugares en Jerusalén, tales como la tumba de María Magdalena, el Monte de lo Olivos, entre otros. Es imposible caminar entre los turistas, y cada vez que uno llega al centro de la cuestión se encuentra con diferentes tipos de piedras, grandes y chicas, que simbolizan el lugar donde Jesús oró, donde Jesús lloró, donde María murió, donde los discípulos caminaron, donde algún pastor dejó sus ovejas pastando... Muchas piedras, piedras en los recuerdos, piedras en la memoria, piedras en los muros, corazones hechos piedra...
Si le sumo a la decepción que me lleve en los lugares, la cantidad de gente que había besando muros, arrastrándose por los suelos, comprando estampillas, prendiendo velas y sacando fotos, seguramente me quedaba debajo de algún árbol leyendo la biblia y dejando volar mi imaginación y mi fe por lugares que nunca pude ver. Por alguna u otra razón no lo hice y compré. En fin, ustedes sabrán, turismo religioso, pequeñas migajas de objetos que han transitados eras brindando sentido a muchas formas de fe: la gente se amontona, se empuja y se falta el respeto en los “lugares santos” por un pedacito de santidad y por una foto.
A mi fe le interesa transitar algún otro lugar, otros caminos, alguna realidad más palpable desde el cuerpo que se enfrenta cuerpo a cuerpo con los que sufren y lloran en vida, aquellos que todavía respiran y duelen; para mí, en el encuentro cara a cara con el otro y la otra, la fe se manifiesta con todo su esplendor y transforma las realidades de dolor y angustia en realidades de amor y alegría; en el encuentro con el otro y la otra, Dios se hace carne y patea la vida junto a nosotros y nosotras.
Quizás ese día estaba particularmente sensible.
Ciudad Santa al servicio del capitalismo globalizado, propuestas mercantiles en sus calles; gente quebrando los muros de la ciudad para venderlos como subvenir y desparrarlos por el mundo; gente que quiere sobrevivir en la Ciudad de Dios o Dioses.
De nuevo en el noroeste del West Bank. De nuevo a la normalidad de los anormal.
Ayer, domingo, fui de nuevo a Nablus, a celebrar con los hermanos y hermanas en Cristo. Esta vez la misa fue en la Iglesia Católica Latina de Nablus. Llegué tarde porque me perdí. La misa iba entrando en la parte de la confesión de pecados. Iglesia chica, pero llena: algunos locales, algunas monjas, algunos Acompañantes Ecuménicos de Tulkarm, Janun y Jayyuos; enfrente, el cura y el monaguillo haciendo lo pertinente.
Entré, me senté junto a una monja que al parecer no le gusto mucho el aspecto de mi cara y mis adornos en las orejas; no me miró más, solo se limitó a rezar. ¿Abra rezado por mi? La misa transcurría con total normalidad.
Cuando llegó el momento de la eucaristía, el padre y el monaguillo realizaron la ceremonia propia de este momento, y los celebrantes nos dispusimos a caminar hacia el altar y recibir el cuerpo y la sangre de Cristo.
Se armó la fila en clave peregrinación, y comenzamos a caminar.
Casi todos los Acompañantes Ecuménicos nos dispusimos a caminar mezclados entre los locales y las monjas, en la fila. Cuando llegó mi turno, el padre me miró a los ojos y con vos firme y en inglés me preguntó: - Are you Catholic? (¿eres tu Católico?)
Con vos decidida y sin pensar contesté: -Yes (Si).
Como muchos sabrán, aquellos que no confesamos la fe y no hemos recibido el bautismo de la Iglesia Católica Apostólica Romana, no tenemos permitido comulgar en la administración eucarística de dicha iglesia.
Cuando caminaba hacia mi banco de nuevo, sonreí porque le mentí al cura y porque me acordé que al otro día (10 de diciembre), o sea, hoy, sería el cumpleaños de una hermana católica que quiero un bocha, con las cual hemos gastado, malgastado y disfrutado infinidad de horas debatiendo sobre dogmas, interpretaciones bíblicas y formas de acompañamiento pastoral; aprovecho este espacio para saludarla: Feliz Cumple Negra!!! y que el Tata te siga bancando como hasta ahora, y oh-ala que puedas seguir compartiendo esa fe hermosa que tenes por muchos lugares más. Salú.
El cristianismo oriental, se preocupa a menudo por las barreras dogmáticas de las otras macro confesiones, y creo yo, que poco sé del mundo católico cristiano, que se olvida algunas veces de mirar hacia el ombligo, una vez más.
El lunes transcurrió con normalidad: monitoreo en una puerta agrícola, monitoreo en una puerta escolar, visita en la casa de Ahmad, y por la tarde, clases de conversación de inglés en el Campo de Refugiados de Tulkarm.
Hace poco más de dos semanas que estoy en Tulkarm. La ansiedad ha bajado en poco. Sigo sin yerba para el mate, no compro más cigarrillos porque son carísimos, pero no deje de fumar, no se ilusionen; he comenzado a formar parte de los armadores: tabaco y papel. El café árabe a copado la parada, y ya he tomado más café en dos semanas de lo que he tomado en toda mi vida.
Muchas cosas me siguen impresionando, otras ha pasado al rango de lo normal, y aquí me gustaría hacer un alto para que pensemos juntos la normalidad.
No me gusta mucho lo normal, lo estático, la no movilidad, la sensación de estar paralizado, pero, ¿a quién si?
En los Territorios Palestinos hay muchas realidades que aparentan ser normales, la gente las vive con total normalidad, o por lo menos, es lo que parece por afuera. ¿y que pasará por dentro?
Check-points, puertas agrícolas, puertas escolares, colonos israelíes armados y sedientos de tierra, demolición de edificios para que los espacios queden vacíos, sin casas, sin gente, sin vida; asesinatos caratulados como atentados terroristas, rutas demolidas y bloqueadas, pasaportes prestados; muros por todos lado, barreras en cada esquina, separaciones artificiales en busca de la seguridad nacional; seres humanos enjaulados como animales peligrosos, mujeres y niños llorando la muerte de sus padres, maridos y hermanos por los canales de televisión; la ilusión del control sobre lo incontrolable. Los sistemas están configurados para controlar cuerpos, mentes, deseos y sueños.
De un lado apelan al control, del otro, a la resistencia. De un lado se defienden con armas, del otro, con piedras. De un lado son legales, del otro, ilegales. La barreras reales y simbólicas se alzan día a día en Medio Oriente, y algunas ya forman parte de la cotidianidad de niños, adultos y ancianos. “Ya es así y es lo que hay”.
Alunas voces no están de acuerdo con esta forma de normalidad.Algunas voces resuenan a-normales y van contra-corriente 
Yo me sumo a ellas y les cuento que existe un Estado reconocido por muchos países, allá largo y hacia el final de los '40, que quiere que familias enteras vivan apartadas, quiere que se desmiembren los vínculos y que las fuerzas desaparezcan, quiere separar para controlar.
También existen otros y otras, que son un Deseo de Estado que se defiende con la sonrisa y la paciencia, y que día y noche se cuidan mutuamente entre familias, hermanos, barrios y ciudades, y que rezan a su Dios por la unión en medio de la des-unión.
Después de haberme desilusionado en los lugares santos y de mentirle al cura, mi fe tambalea, pero no desaparece. Sigue, hoy más que nunca, siendo la fuente de mis ganas de vivir, aprender y cuestionar la normalidad de lo anormal.
Me despido esperando.
Quiera el Dios de la Creación que la cotidianidad no nos ahogue, que las barreras que muchas veces nosotros mismos construimos no logren aislarnos de la alegría y la bendición del encuentro con otros y otras para que nazcan nuevos horizontes; quiera ese mismo u otro Dios que las construcciones que nacen de nuestras razones se pongan al servicio de la paz y el amor, y que la herramientas que fabricamos estén al servicio de la Creación y no de la destrucción.
Hasta otro día.  
10.12.12 – Tulkarm - Territorios Palestinos
Jonathan Michel

1Normalmente anormal es el primer DVD de la banda uruguayaLa Vela Puerca” cuyo nombre se debe a la frase de la canción Escobas del disco A contraluz: "Es algo normalmente anormal"