Generalmente la
incertidumbre nos produce un poco de miedo, temblores que recorren el
cuerpo, van y vuelven como el viento de verano. Preferimos la
seguridad y la estabilidad. Discutiremos, tomaremos algunos descansos
y seguiremos discutiendo, compartiendo diferentes puntos de vista
sobre la seguridad y la estabilidad.
Hoy quiero hacer el
intento de abandonar por un rato las relatividades.
Hace algunos años,
discutíamos con mis mejores amigos acerca de los grises de la vida,
que no todo el blanco o negro; que algunas veces puede ser blanco y
negro, y que cuando esto sucede, comienzan a nacer los grises. Hoy,
estoy plenamente de acuerdo con esta postura. En aquel entonces, no
del todo. Ellos recordarán.
Con lo que no estoy
de acuerdo es con la sistemática, violenta, ilegal y deshumanizante
forma de arrebatarle la vida a las personas. Y en esta oportunidad,
no me refiero unicamente a la vida biológica. Me refiero, también,
a las tierras, las casas, lo muebles, los burros, los arboles, las
plantas, la espiritualidad, los símbolos y las esperanza.
Hoy fue día de
visitas.
En las cercanías de
Tulkarem, existen un número importarte de pequeños pueblos.
Planificadamente, vamos rotando las visitas, ya que es bastante el
territorio a cubrir. En esta rotación, tratamos al menos de visitar
algunas familias, contactos locales y municipalidades. En las mismas,
vamos a registrando datos, escuchando historias, tomando fotos,
oyendo, observando; algunas veces concluyendo.
Hoy, he llegado a
una conclusión: los asentamientos israelíes en Palestina, en el
West Bank, son planificados para exterminio sistemático de seres
humanos y sociedades enteras. Uno de los problemas más complejos de
las realidades Palestinas e Israelís es la tierra. Sonará, a
priori, un poco trillado. Veamos que podemos desglosar.
A la 1 pm salimos
para Immat'in. Llovía. Día gris en el West Bank, o por lo menos en
el norte. Iba todo el equipo. Llegamos a Immat'in. Nos encontramos en
la municipalidad del pueblo. Nos recibieron dos hombres muy amables.
No tomamos tiempo para saludarnos, para contarnos un poco que
hacíamos y de donde veníamos. Cuando el café estaba sobre la mesa,
comenzamos a conversar.
Immat'in es una
aldea de unos 3.000 habitantes. Esta ubicada en el noreste del West
Bank, entre las ciudades de Nablus y Qalquliya. Los habitantes de
este poblado son agricultores. Tienen huertos, cultivan árboles
frutales, y por supuesto, como en la mayoría de los Territorios
Palestinos, cuidan y cosechan árboles de olivos, para hacer aceite y
vender aceitunas. “Eso era antes”, comentaba uno de nuestros
interlocutores. Continuaba, “ya no nos queda tierra que cuidar y
cultivar, la ocuparon casi toda. Ahora tenemos que recorrer grandes
distancias, y esperar horas en los check-point para ir a Israel a
trabajar de albañiles o de lo que sea”. Immat'in tiene 3
escuelas: una para niñas, y dos para niños. También tienen una
sala de primeros auxilios, una municipalidad hermosa y gente con
corazones enormes.
Immat'in está
rodeada por tres asentamientos. Los asentamientos son poblaciones
israelíes construidas arbitrariamente y por la fuerza en territorios
palestinos. Los asentamientos comenzaron a surgir a partir de la
Guerra de los Seis Días, allá por 1967. Desde entonces, el gobierno
Israelí, sus fuerzas militares y los colonos, van ganando terreno y
expandiendo sus territorios a costa de familias y poblados
palestinos. Su métodos: control mediante las conquistas militares.
Cuando los palestinos se quedan sin casas, los que pueden se refugian
el el exterior; lo que no, emigran a campamentos ubicados cerca de
otras ciudades palestinas.
Seguimos tomando
café. Conversamos sobre nuestros países, hablamos de fútbol. Me
preguntaron si lo conocía a Mesi, si alguna vez lo había visto
jugar a Maradona. Demoré un rato con contarles de donde venia, que
Argentina es enorme, que mi pueblo es pequeño, que las personas
famosas se van del país, que cuando viven allá, es complicado
cruzarlos por las calles.
También nos
contaron que están cansados, que no es justo, que lo único que les
queda es aguantar, aferrados a la tierra con dientes y uñas, corazón
y lagrimas. Nos contaron que quieren trabajar pero no los dejan, que
cuando quieren ir a cuidar y cultivar sus tierras, los soldados
israelíes los echan, les dicen que por seguridad no pueden estar
allí. Comentaron que los colonos (los habitantes de los
asentamientos/colonias israelíes) son personas muy agresivas, que
están armados y que son los jefes del ejercito, que el gobierno
israelí no pincha ni corta, que cuando hay algún problema los
colonos llaman a los soldados y ellos llegan con armas y tanques y
les piden amablemente que vuelvan a sus casas.
“Somos conscientes
de que en otras partes del mundo hay problemas, pero no vamos a
aceptar esta realidad; vamos a seguir resistiendo y orando para que
nuestro Dios nos ayude, porque hoy estamos todos detrás de las
rejas”. Estás palabras eran del Principal del pueblo, algo así
como el intendente. Mientras hablaba tenia en sus manos una especie
de rosario musulmán. Le pregunte que era. Me dijo que era para orar.
Me lo regalo.
Sacamos algunas
fotos, dejamos de tomar notas, nos dependimos y emprendimos viaje
hacia una aldea vecina.
En el camino paramos
a tomar algunas fotos. Una vez mas, el paisaje hacia lo suyo y nos
dejaba boquiabiertos. Las palabras no eran dignas del momento.
Silencio de nuevo.
Llegamos a Far'ata.
Es un poblado de unos 700 habitantes. Esta comunidad es muy cercana a
Immat'in. Uno no se da cuenta cuando termina una y comienza la otra.
Comparten los establecimientos educativos, los servicios y la
municipalidad.
Llegamos a la casa
de Abu Abdel. Es nuestro contacto en esta aldea. Los contactos en
cada una de las aldeas, son las personas que no llaman cuando hay
algún problema con los colonos.
La aldea se
encuentra a unos 600 metros por encima del nivel del mar. Las nubes
rozaban los cerros y descargaban agua con mucha intensidad.
Inmediatamente nos cobijamos en la casa de Abdel.
No sacar los
calzados, y nos dispusimos en la sala de estar. Los sillones eran muy
cómodos. En las paredes había muchos cuadros con inscripciones del
Coran. Lo se porque pregunté.
Sirvieron té,
trajeron mandarinas. Agradecimos.
Nuestro chófer
hacia las veces de traductor, ya que Abdel no habla inglés.
Comenzamos la
conversación.
Abdel nos comentó
que está trabajando en Israel, de albañil. Por unos instantes,
recordé cuando trabajé de albañil por un año. Cruz diablo. Me
moría de frio; los días de calor eran insoportables. Mis manos
parecían pedazos de lija. Mi pelo, esponja de acero para lavar los
platos.
A diferencia de
Abdel, yo no tenia que caminar dos horas por las mañana hasta el
check-point más cercano. Tampoco necesitaba esperar una hora para
cruzar, algunas veces bajo la lluvia, aguantar el maltrato de los
soldados en los chek-point, llegar tarde y que no cobrar el día;
llegar tarde y perder el trabajo, trabajar todo el día, volver a
casa por el mismo recorrido y bancarse humillaciones.
Nos contó que antes
de la Segunda Intifada, tenían bastantes tierras aún, pero que
después, perdieron casi todo, y que lo poco que les quedó, fue
destruido por los colonos: árboles de olivos cortados y quemados.
A partir de hace
algunos años, los colonos ya no construyen más casas en algunos
lugares. Ellos llegan y plantan una carpa, sí, una carpa, como esas
que usamos para ir camping. Están algunas horas en el día y cuando
no están, las carpas son custodiadas por los soldados. Ahora,
también, llegan con casas rodantes o caravanas, las plantan ahí y
se quedan. Van conquistando tierras con carpas, tanques, armas y
maquinas excavadoras. Estás últimas las usan para cuando necesitan
más lugar. Van a la dependencia israelí más cercana y consiguen
ordenes de demolición. Con estás ordenes, los soldados, los tanques
y las excavadoras, llegan a las comunidades palestinas y arrancan las
casas de raíz.
Le preguntamos
porque siguen allí. Abdel respondió: “porque es nuestra tierra y
aquí vamos a morir. Les devuelvo la pregunta, ¿ustedes se irían si
esto sucediera en sus países?”
Hubo silencio en la
sala. Abdel sonrió. Todos sonreímos.
En cada visita, la
sensación que recorré mi cuerpo es la misma: los palestinos no le
temen a la muerte, le temen a la cotidianidad de la vida.
Quizás el relato de
hoy fue mas descriptivo que reflexivo. La realidad es que no iba a
escribir. El cansancio otra vez se hace presente. Afuera llueve, el
día estuvo gris.
La realidad es que
les prometí a las personas de Immat'in y a Abdel que les iba a
contar a ustedes este pedacito de realidad, que ustedes, estoy casi
seguro, iban a comprender, iban a orar, iban a pensar aunque sea unos
segundos en sus familias, en sus vidas, en sus tragedias y en sus
luchas. La realidad es que mañana es mi cumpleaños y me voy dos
días de franco. La realidad es que estoy aquí para dejarme tocar
por los relatos y las vidas de los habitantes de Immat'in y Far'ata y
tratar de compartirlas con ustedes.
Hoy, el pedido es
para el/la de Arriba una vez mas, y el agradecimiento es para cada
una de las personas que se pegaron una vuelta por el blog, para los
que comentaron en facebook, para los y las que escribieron correos
electrónicos mandando buenas vibras y oraciones, porque todos esos
saludos, oraciones y buenas vibras están presentes en cada una de
las visitas que hago en Palestina, cada palestino que me ha abierto
su casa y ha compartido conmigo su historia, sabe que del otro lado
del charco hay un puñado de gente que esta mandando la mejor de las
energías para este lado, para que el sufrimiento amengüe, para que
los brazos no caigan, para que la realidad se modifique solo un
poquito, para que los niños y las niñas puedan proyectar un
horizonte un pedacito mas claro.
Mañana por la
mañana me voy a descansar unos días. Llegaré el fin de semana.
Que mientras sigamos
esperando en este tiempo de Adviento, el Dios de la vida vaya
gestando una nueva realidad, nuevos grises, nuevas opciones, un nuevo
Reino.
Hasta otro día.
Hola Jona, muy buenos los relatos, vengo siguiendo el tema y estas lineas viene muy bien para entender un poco mejor desde acá lo difícil que es este conflicto..
ResponderEliminarFuerza para continuar con las acciones que vienen realizando!!
abrazo.. Lucas Spomer