martes, 4 de diciembre de 2012

Asentados y des-asentados


Generalmente la incertidumbre nos produce un poco de miedo, temblores que recorren el cuerpo, van y vuelven como el viento de verano. Preferimos la seguridad y la estabilidad. Discutiremos, tomaremos algunos descansos y seguiremos discutiendo, compartiendo diferentes puntos de vista sobre la seguridad y la estabilidad.
Hoy quiero hacer el intento de abandonar por un rato las relatividades.
Hace algunos años, discutíamos con mis mejores amigos acerca de los grises de la vida, que no todo el blanco o negro; que algunas veces puede ser blanco y negro, y que cuando esto sucede, comienzan a nacer los grises. Hoy, estoy plenamente de acuerdo con esta postura. En aquel entonces, no del todo. Ellos recordarán.
Con lo que no estoy de acuerdo es con la sistemática, violenta, ilegal y deshumanizante forma de arrebatarle la vida a las personas. Y en esta oportunidad, no me refiero unicamente a la vida biológica. Me refiero, también, a las tierras, las casas, lo muebles, los burros, los arboles, las plantas, la espiritualidad, los símbolos y las esperanza.
Hoy fue día de visitas.
En las cercanías de Tulkarem, existen un número importarte de pequeños pueblos. Planificadamente, vamos rotando las visitas, ya que es bastante el territorio a cubrir. En esta rotación, tratamos al menos de visitar algunas familias, contactos locales y municipalidades. En las mismas, vamos a registrando datos, escuchando historias, tomando fotos, oyendo, observando; algunas veces concluyendo.
Hoy, he llegado a una conclusión: los asentamientos israelíes en Palestina, en el West Bank, son planificados para exterminio sistemático de seres humanos y sociedades enteras. Uno de los problemas más complejos de las realidades Palestinas e Israelís es la tierra. Sonará, a priori, un poco trillado. Veamos que podemos desglosar.
A la 1 pm salimos para Immat'in. Llovía. Día gris en el West Bank, o por lo menos en el norte. Iba todo el equipo. Llegamos a Immat'in. Nos encontramos en la municipalidad del pueblo. Nos recibieron dos hombres muy amables. No tomamos tiempo para saludarnos, para contarnos un poco que hacíamos y de donde veníamos. Cuando el café estaba sobre la mesa, comenzamos a conversar.
Immat'in es una aldea de unos 3.000 habitantes. Esta ubicada en el noreste del West Bank, entre las ciudades de Nablus y Qalquliya. Los habitantes de este poblado son agricultores. Tienen huertos, cultivan árboles frutales, y por supuesto, como en la mayoría de los Territorios Palestinos, cuidan y cosechan árboles de olivos, para hacer aceite y vender aceitunas. “Eso era antes”, comentaba uno de nuestros interlocutores. Continuaba, “ya no nos queda tierra que cuidar y cultivar, la ocuparon casi toda. Ahora tenemos que recorrer grandes distancias, y esperar horas en los check-point para ir a Israel a trabajar de albañiles o de lo que sea”. Immat'in tiene 3 escuelas: una para niñas, y dos para niños. También tienen una sala de primeros auxilios, una municipalidad hermosa y gente con corazones enormes.
Immat'in está rodeada por tres asentamientos. Los asentamientos son poblaciones israelíes construidas arbitrariamente y por la fuerza en territorios palestinos. Los asentamientos comenzaron a surgir a partir de la Guerra de los Seis Días, allá por 1967. Desde entonces, el gobierno Israelí, sus fuerzas militares y los colonos, van ganando terreno y expandiendo sus territorios a costa de familias y poblados palestinos. Su métodos: control mediante las conquistas militares. Cuando los palestinos se quedan sin casas, los que pueden se refugian el el exterior; lo que no, emigran a campamentos ubicados cerca de otras ciudades palestinas.
Seguimos tomando café. Conversamos sobre nuestros países, hablamos de fútbol. Me preguntaron si lo conocía a Mesi, si alguna vez lo había visto jugar a Maradona. Demoré un rato con contarles de donde venia, que Argentina es enorme, que mi pueblo es pequeño, que las personas famosas se van del país, que cuando viven allá, es complicado cruzarlos por las calles.
También nos contaron que están cansados, que no es justo, que lo único que les queda es aguantar, aferrados a la tierra con dientes y uñas, corazón y lagrimas. Nos contaron que quieren trabajar pero no los dejan, que cuando quieren ir a cuidar y cultivar sus tierras, los soldados israelíes los echan, les dicen que por seguridad no pueden estar allí. Comentaron que los colonos (los habitantes de los asentamientos/colonias israelíes) son personas muy agresivas, que están armados y que son los jefes del ejercito, que el gobierno israelí no pincha ni corta, que cuando hay algún problema los colonos llaman a los soldados y ellos llegan con armas y tanques y les piden amablemente que vuelvan a sus casas.
“Somos conscientes de que en otras partes del mundo hay problemas, pero no vamos a aceptar esta realidad; vamos a seguir resistiendo y orando para que nuestro Dios nos ayude, porque hoy estamos todos detrás de las rejas”. Estás palabras eran del Principal del pueblo, algo así como el intendente. Mientras hablaba tenia en sus manos una especie de rosario musulmán. Le pregunte que era. Me dijo que era para orar. Me lo regalo.
Sacamos algunas fotos, dejamos de tomar notas, nos dependimos y emprendimos viaje hacia una aldea vecina.
En el camino paramos a tomar algunas fotos. Una vez mas, el paisaje hacia lo suyo y nos dejaba boquiabiertos. Las palabras no eran dignas del momento. Silencio de nuevo.
Llegamos a Far'ata. Es un poblado de unos 700 habitantes. Esta comunidad es muy cercana a Immat'in. Uno no se da cuenta cuando termina una y comienza la otra. Comparten los establecimientos educativos, los servicios y la municipalidad.
Llegamos a la casa de Abu Abdel. Es nuestro contacto en esta aldea. Los contactos en cada una de las aldeas, son las personas que no llaman cuando hay algún problema con los colonos.
La aldea se encuentra a unos 600 metros por encima del nivel del mar. Las nubes rozaban los cerros y descargaban agua con mucha intensidad. Inmediatamente nos cobijamos en la casa de Abdel.
No sacar los calzados, y nos dispusimos en la sala de estar. Los sillones eran muy cómodos. En las paredes había muchos cuadros con inscripciones del Coran. Lo se porque pregunté.
Sirvieron té, trajeron mandarinas. Agradecimos.
Nuestro chófer hacia las veces de traductor, ya que Abdel no habla inglés.
Comenzamos la conversación.
Abdel nos comentó que está trabajando en Israel, de albañil. Por unos instantes, recordé cuando trabajé de albañil por un año. Cruz diablo. Me moría de frio; los días de calor eran insoportables. Mis manos parecían pedazos de lija. Mi pelo, esponja de acero para lavar los platos.
A diferencia de Abdel, yo no tenia que caminar dos horas por las mañana hasta el check-point más cercano. Tampoco necesitaba esperar una hora para cruzar, algunas veces bajo la lluvia, aguantar el maltrato de los soldados en los chek-point, llegar tarde y que no cobrar el día; llegar tarde y perder el trabajo, trabajar todo el día, volver a casa por el mismo recorrido y bancarse humillaciones.
Nos contó que antes de la Segunda Intifada, tenían bastantes tierras aún, pero que después, perdieron casi todo, y que lo poco que les quedó, fue destruido por los colonos: árboles de olivos cortados y quemados.
A partir de hace algunos años, los colonos ya no construyen más casas en algunos lugares. Ellos llegan y plantan una carpa, sí, una carpa, como esas que usamos para ir camping. Están algunas horas en el día y cuando no están, las carpas son custodiadas por los soldados. Ahora, también, llegan con casas rodantes o caravanas, las plantan ahí y se quedan. Van conquistando tierras con carpas, tanques, armas y maquinas excavadoras. Estás últimas las usan para cuando necesitan más lugar. Van a la dependencia israelí más cercana y consiguen ordenes de demolición. Con estás ordenes, los soldados, los tanques y las excavadoras, llegan a las comunidades palestinas y arrancan las casas de raíz.
Le preguntamos porque siguen allí. Abdel respondió: “porque es nuestra tierra y aquí vamos a morir. Les devuelvo la pregunta, ¿ustedes se irían si esto sucediera en sus países?”
Hubo silencio en la sala. Abdel sonrió. Todos sonreímos.
En cada visita, la sensación que recorré mi cuerpo es la misma: los palestinos no le temen a la muerte, le temen a la cotidianidad de la vida.
Quizás el relato de hoy fue mas descriptivo que reflexivo. La realidad es que no iba a escribir. El cansancio otra vez se hace presente. Afuera llueve, el día estuvo gris.
La realidad es que les prometí a las personas de Immat'in y a Abdel que les iba a contar a ustedes este pedacito de realidad, que ustedes, estoy casi seguro, iban a comprender, iban a orar, iban a pensar aunque sea unos segundos en sus familias, en sus vidas, en sus tragedias y en sus luchas. La realidad es que mañana es mi cumpleaños y me voy dos días de franco. La realidad es que estoy aquí para dejarme tocar por los relatos y las vidas de los habitantes de Immat'in y Far'ata y tratar de compartirlas con ustedes.
Hoy, el pedido es para el/la de Arriba una vez mas, y el agradecimiento es para cada una de las personas que se pegaron una vuelta por el blog, para los que comentaron en facebook, para los y las que escribieron correos electrónicos mandando buenas vibras y oraciones, porque todos esos saludos, oraciones y buenas vibras están presentes en cada una de las visitas que hago en Palestina, cada palestino que me ha abierto su casa y ha compartido conmigo su historia, sabe que del otro lado del charco hay un puñado de gente que esta mandando la mejor de las energías para este lado, para que el sufrimiento amengüe, para que los brazos no caigan, para que la realidad se modifique solo un poquito, para que los niños y las niñas puedan proyectar un horizonte un pedacito mas claro.
Mañana por la mañana me voy a descansar unos días. Llegaré el fin de semana.
Que mientras sigamos esperando en este tiempo de Adviento, el Dios de la vida vaya gestando una nueva realidad, nuevos grises, nuevas opciones, un nuevo Reino.
Hasta otro día.

1 comentario:

  1. Hola Jona, muy buenos los relatos, vengo siguiendo el tema y estas lineas viene muy bien para entender un poco mejor desde acá lo difícil que es este conflicto..
    Fuerza para continuar con las acciones que vienen realizando!!
    abrazo.. Lucas Spomer

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